miércoles, 18 de noviembre de 2015

Plegaria para un niño despierto

Y ahí se va caminando un niño despierto
-Tal vez el de Spinetta, pero en la mañana-.
Llorando por un sueño en otro lugar cierto.
Llorando por pesadillas de cercanías vanas.
Se va con su madre riendo en una foto,
con su padre y sus hermanos en un muñeco.
Llorando por un sueño cada vez más roto.
Llorando por pesadillas de un golpe seco.
Bombas van, bombas vienen:
Los gobiernos se entretienen.
Y al niño, por su llanto,
un mundo nuevo le deben.
Y ahí se va caminando un niño despierto,
con un corazón lleno de miedo al fuego.
Llorando por un sueño, uno con un rey tuerto.
Llorando por pesadillas de un mundo ciego.
Se va con su alma encogida en una mano,
con su futuro y su canto forjados en dolor.
Llorando por un sueño de un corazón sano.
Llorando por pesadillas, cenizas de amor.
Bombas vienen, bombas caen.
No parece que pronto paren.
Si no le dan su mundo al niño,
al menos no se lo saquen.
Y ahí se va caminando un niño despierto,
marcado por el terror mientras siga vivo.
Llorando por un sueño de odio muerto.
Llorando por pesadillas de enemigo esquivo.
Se va con su historia escrita en la sangre,
con un ideal borroso naciendo en la mente.
Llorando por un sueño de lobos sin hambre.
Llorando por pesadillas de bronca latente.
Bombas caen, bombas llueven:
Hacen que ideas se eleven.
Y aunque el niño hoy va llorando,
pobres los que su odio prueben.

1 comentario: