jueves, 27 de febrero de 2014

Es solo una mano de Póquer

Es terrible mi pensar:
Uno llega a asumir que luego de haber pasado por todo, es intocable.
Que ya nada podría quebrar aún más su alma.
Que su corazón ya no podría ser más pisoteado.
En terrible mi anhelar:
Uno sueña en vivir sin arreglo. En no levantarse nuevamente.
Porque permaneciendo allí abajo, no pueden hundirlo aún más.
Que solo le queda esa opción.
Es terrible mi crear:
Uno acaba inventando una historia que contarse. Una de conformismo e inacción.
Una de pasividad en defensa propia.
Una sin corazón, más por no llorar que por no sentir.
Pero aún más terrible es mi vivir:
Nacer del dolor; Vivir huyendo; Morir cada noche.
Porque sí: La Muerte ya ha jugado hace tiempo su carta de seducción. Y me ha ganado de mano.
Y aún no he pagado mi deuda. La Casa vive para reclamar su apropiación.
Y sé que no fue mi culpa: Mi mano me invitaba tiernamente a rendirme.
Y lo sigue haciendo.
¿Con qué azar se repartieron mis naipes? Con todos. Con ninguno.
Pero aún así, sigo jugando. Porque no estoy solo.
Otro jugador ya ha pagado mis fichas. Y piensa seguir haciéndolo.
Y aunque mi existir sea terrible sé que, con sus cartas, podré ganar esta ronda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario