Es terrible mi pensar:
Uno llega a asumir que luego de haber pasado por todo, es intocable.
Que ya nada podría quebrar aún más su alma.
Que su corazón ya no podría ser más pisoteado.
En terrible mi anhelar:
Uno sueña en vivir sin arreglo. En no levantarse nuevamente.
Porque permaneciendo allí abajo, no pueden hundirlo aún más.
Que solo le queda esa opción.
Es terrible mi crear:
Uno acaba inventando una historia que contarse. Una de conformismo e inacción.
Una de pasividad en defensa propia.
Una sin corazón, más por no llorar que por no sentir.
Pero aún más terrible es mi vivir:
Nacer del dolor; Vivir huyendo; Morir cada noche.
Porque sí: La Muerte ya ha jugado hace tiempo su carta de seducción. Y me ha ganado de mano.
Y aún no he pagado mi deuda. La Casa vive para reclamar su apropiación.
Y sé que no fue mi culpa: Mi mano me invitaba tiernamente a rendirme.
Y lo sigue haciendo.
¿Con qué azar se repartieron mis naipes? Con todos. Con ninguno.
Pero aún así, sigo jugando. Porque no estoy solo.
Otro jugador ya ha pagado mis fichas. Y piensa seguir haciéndolo.
Y aunque mi existir sea terrible sé que, con sus cartas, podré ganar esta ronda.
Si alguna vez vieron y se interesaron en el Guernica, de Picasso, sabrán la terrible historia de la guerra civil española que representa. Sabrán cómo Picasso mostraba el dolor y la angustia con el cubismo, sabrán qué significa cada personaje, sabrán qué quiso mostrar Picasso. Pero, ¿Y si Guernica no significa eso?¿Y si escondido en el Guernica se encuentra un Picasso que no quiso decir lo que pensamos? Hoy, juego a ser ese Picasso escondido, que escribe desde su Guernica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario