viernes, 13 de septiembre de 2013

Quizá fue mi esquela

Se me cae el alma a pedazos viendo caer esas gotas.
Caen lentas, como esta lluvia, pero sé comprender su rapidez.
Reconozco la velocidad de una bala en esa gota cayendo.
De esa bala tan fácil de disparar, tan corriente,
Y a la vez tan macabramente planeada para este instante.
Y mientras, tus gotas caen. Se desploman cristalinas,
Como un Diamante, pero rojas,
Como un Rubí.
¿He sido yo? ¿Por mi bala cae esa gota?
No lo sé. Nunca lo sabré.
El filo ultrajante de tu fin no me dejará preguntarte.
Hoy te fuiste, ayudada por un puñal, pero asesinada por mi bala.
Hoy, te perdí.
Y me quedan solo unas gotas de tu amor, por el suelo desperdigadas.
Tal vez, la bala peor ha sido la esquela de mi "Perdón".
Quizá no llegó a tiempo, quizá no la apunté hacia ti.
Quizá no la disparé.
Si me oís todavía, necesito cantarte mis notas transparentes.
Mis municiones de ruego. mi batallón de dolor.
Hoy, te lloro un "Perdón", mientras vos me sangrás un silencio.
Quizá, después yo te sangre un "Perdón".
Quizá.

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