viernes, 13 de septiembre de 2013

La sombra de un espejo

Estás quieto, inmóvil.
Ese otro me observa desde su cristalino silencio.
Su acallar me incomoda, me inquieta, me absorbe.
Mis ojos hoy encuentran lo que tanto evitaron. Ese Yo escondido.
Me asombra ser ese tan diferente de mí, tan cruel, tan directo,
Tan oscuro como la noche de mis pesadillas. Como Esa noche de pesadillas.
Mi visión me recorre mirando a ese monstruo,
Mirándome a Él, mirándonos ambos a mí.
¿Quién puede recorrerme para salvar esta maraña de dolores
Y humillación que es mi reflejo?
El espejo se quebranta con cada palabra gritada por mis ojos:
"Dolor", "Amor", "Olvido".
¿Quién debería temer qué combinación de ellas, Él o yo?
¿Quién temerá hoy a esa frase pronunciada por mis sentidos?
Porque cuando mi alma se desploma y no existe alguien que escuche el dolor,
¿Pronunciará algún ruido? Tal vez si.
Tal vez el del dolor que me acunó con su grito de guerra,
Tal vez mi alma cayendo frente a tus pies.
Desearía que mi espejo devolviese un ser más humano,
Pero temo que solo logrará devolverme quién soy:
Esa sombra que repta a través de la vida,
A través de mí, a través de ese espejo.

Quizá fue mi esquela

Se me cae el alma a pedazos viendo caer esas gotas.
Caen lentas, como esta lluvia, pero sé comprender su rapidez.
Reconozco la velocidad de una bala en esa gota cayendo.
De esa bala tan fácil de disparar, tan corriente,
Y a la vez tan macabramente planeada para este instante.
Y mientras, tus gotas caen. Se desploman cristalinas,
Como un Diamante, pero rojas,
Como un Rubí.
¿He sido yo? ¿Por mi bala cae esa gota?
No lo sé. Nunca lo sabré.
El filo ultrajante de tu fin no me dejará preguntarte.
Hoy te fuiste, ayudada por un puñal, pero asesinada por mi bala.
Hoy, te perdí.
Y me quedan solo unas gotas de tu amor, por el suelo desperdigadas.
Tal vez, la bala peor ha sido la esquela de mi "Perdón".
Quizá no llegó a tiempo, quizá no la apunté hacia ti.
Quizá no la disparé.
Si me oís todavía, necesito cantarte mis notas transparentes.
Mis municiones de ruego. mi batallón de dolor.
Hoy, te lloro un "Perdón", mientras vos me sangrás un silencio.
Quizá, después yo te sangre un "Perdón".
Quizá.