martes, 31 de diciembre de 2013

Uno y Dos, nunca un Tres

1, 2...
Tengo que hacerlo.
1, 2...
¿Por qué me cuesta tanto? No es algo nuevo, lo decidí hace ya mucho tiempo.
1... 2...
No, todavía no. Me tiene que faltar algo. Aunque...
1... Tal vez 2...
Soy un maldito cobarde. ¿Y si no cuento?
...
...
No sé, ¿1?
No puedo con tanta simpleza. Decididamente tendré que contar.
1, 2 y... y...
"¡Dale, Archie! ¡Cantá tres!". Me imagino a tantos gritando...
1...
¡Las Cartas!
"... Perdón, simplemente eso..."
"... Pero mi alma ya pesa más que mi propio cuerpo. Luego de eso ya no hay vuelta atrás..."
"... : Que no te afecte. Es solo un rato, no más. Además no espero menos de..."
Listo, ya no hay excusas... Es la hora.
Tal vez, si tengo suerte, hasta se confunda con los fuegos artificiales.
Vamos.
1
2
...
3

De sueños no soñados y otras afecciones de un poeta cualquiera

Soñé con un sueño mejor.
Uno donde no quería morir por vos.
Uno donde no era necesario.
Uno donde podía vivir. Donde se me permitía vivir.
Soñé con un sueño más nítido.
Con menos carmesí y más rojo.
Con menos abandonos y más manos encontradas.
Con menos sufrimiento y más amor. Más amor del tuyo.
Soñé con un sueño tan fugaz...
Que nunca había sido tan rápido.
Que nunca habías sido soñado.
Que nunca había sido planeado. No con vos.
Soñé con un sueño demasiado ficticio.
Un sueño que tenía de tu amor.
Un sueño que tenía más tinta de mis venas.
Un sueño que tenía menos lágrimas. Tuyas y mías.
Soñé con un sueño imposible de soñar.
Porque jamás podría traicionarte así.
Porque jamás podría ver tus ojos nuevamente.
Porque jamás podría vivir para mí. Pero sé que por ti, moriría.
Pues no sueño con tus labios.
Pues no sueño con tu mano sobre la mía.
Pues no sueño con un sueño así.
Pues no sueño de esa manera. Acuno pesadillas cuando sueño con tu amor.
Y mis noches ya son oscuras.
Y mis días ya son tormentos.
Pero no podría soportar una pesadilla de amor.
Prefiero mis castigos en sombras; Tengo miedo de manchar tu luz.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Charla entre madre e hija (Dante Gebel)

- Mamá…¿Qué haces cuando la persona que mas necesitas es la que mas lejos está de ti?
- La distancia no significa nada, hija, cuando alguien significa todo.
- No me refería a que está lejos geográficamente, sino que no puede estar tan cerca de mí como quisiera.
- ¿Te enamoraste?
- No lo se…la verdad es que me molesta sentir tantas cosas. Es increíble como una persona te puede cambiar el estado de ánimo. El tiene ese extraño poder, una palabra suya, un gesto…y siento que cambia mi día.
- Uf! Se algo de eso. ¿Sientes que te entiende?
- Como ninguna otra persona en este mundo! 
- Y bueno…amar es encontrar a alguien que te entienda sin dar demasiadas explicaciones. ¿Eso es lo que te molesta? 
- No se si me molesta…mas bien me enamora.
- Un gran hombre es ese alguien que despoja despacito tus secretos...es un señor, más que todo un ser humano que como nosotras tienen sus historias pasadas, bien o mal vividas. Un verdadero caballero no te quita la ropa, sino que te va robando los secretos que creías tener muy guardados, hasta que un día te deja con el corazón expuesto, desnudo.
- ¿Y eso es malo?
- Según quien sea. Cuando logra llegar a tu corazón, ya no hay mucho que puedas hacer. Por eso ruego que sea un caballero.
- ¿Lo dices por papá? 
- Lo digo por todos los hombres. Aunque tu padre era muy especial.
- Cuando las mujeres decimos “muy especial” es porque hay cosas que no nos gustan.
- Hija, nadie es perfecto; ser hombre es…buscar dentro de su corazón el sentimiento que lo hace un caballero. Cuando encuentres al tuyo, te hará sentir sublime, amada. Todo lo demás, no tiene importancia.
- Y pensar que yo me prometí a mi misma que jamás me iba a volver a enamorar!
- Jaja, no puedes prometerte eso! No es algo que puedes manejar o razonar, hija. Ojalá fuese una decisión que se toma con la mente. El corazón es el que decide. Si eres difícil para enamorarte, la vida me ha enseñado lo que es la perseverancia de un buen hombre. “Si una gota de agua que insiste logra penetrar una roca, de forma inevitable se cuela por la más insignificante grieta y aunque la roca no quiera, logrará…
- …Bañar su corazón!” Conozco la frase. Eso solía decirlo papá.
- Él si fue un hombre perseverante, de esos que sin apuro…van adueñándose de a poquito de tus sentimientos, como un intruso, de esos que un día te dicen: “¿Señorita, sería tan amable de dejarme poner mi bolso en este rinconcito de su corazón?” y tu muy ingenua le respondes: “Claro, no puedo negarle eso a nadie”, pero luego de unos meses, se termina adueñando de todo y tu te preguntas ¿Cómo lo logró?
Un hombre apurado no logrará mucho, pero si realmente se toma su tiempo…logrará tenerte. No quedan muchos hombres así, son especies en extinción.
- ¿Papá era así?
- Tu papá era un niño. 
- ¿Por?
- Porque la mayoría de los hombres siguen siendo niños. Sienten temores, tiemblan cuando nadie los ve, les gusta ser el centro de atención de la mujer que robó su corazón. Y así como son niños, te bajan la luna si desean conquistarte, bajan estrellas, no anotan fechas, olvidan aniversarios, son distraídos, pero con una mirada al alma te llevan hasta el cielo.
- ¿Y si luego me rompe el corazón? ¿Y si algún día me defrauda?
- Es un riesgo que las mujeres debemos correr. Si lo que te pasa es que tienes miedo, solo puedo decirte que si no pruebas no lo sabrás nunca. Tu padre solía decir: “¿Cómo vas a extrañar mis besos si no sabes cual es el sabor de mi boca? ¿Cómo vas a extrañar mis abrazos si no sabes como aprieto? ¿Cómo vas a extrañar olerme si no sabes cual es mi aroma? ¿Cómo vas a buscar refugiarte en mis brazos cuando el despertador suene si no estoy contigo en la mañana? ¿Cómo vas a extrañar mi saludo y mi regreso si ni siquiera me he despedido de ti?”
- Todo un poeta papá…¿estuviste perdidamente enamorada de el?
- ¿Acaso las mujeres sabemos amar de otra forma? A diferencia de algunos hombres, las mujeres no nos “enamoramos un poquito” ni tampoco “amamos a medias”. Eso es justamente lo que pone en constante peligro a nuestro corazón. Claro que lo amé perdidamente! Por eso, si realmente amas a este hombre, no dejes de hacérselo notar; estoy segura que el lo está necesitando.
- ¿ “El” lo está necesitando? ¿Ni siquiera sabes quien es y resulta que ahora estás de su lado? Yo soy tu hija! ¿Lo recuerdas?
- Es que si ese hombre, sea quien sea, logró llegar a tu corazón, es alguien que merece tenerlo y punto.
- ¿Y “punto”? ¿Así resuelves las cosas? ¿Te vengo a contar que me siento confundida y tu solo me dices que a el le hace falta mi amor? ¿Y lo que yo siento no importa?
- Lo que tu sientes ya no tiene vuelta atrás. Es que conozco esa mirada y conozco a mi propia hija. No estás confundida, estás enamorada hasta el alma y no hay mucho mas que hacer, solo decírselo. Sea que te rompa el corazón o te lo cuide por el resto de tu vida…ya no te pertenece.
- En realidad entre nosotros nunca pasó nada, pero siempre hubo algo. Hay algo que ambos sentimos, que está allí, en el aire. Cuando yo le hablo, el me hace sentir que en ese momento no hay nada mas importante en todo el universo que aquello que le estoy diciendo. Está pendiente del mas mínimo detalle.
- Me sigues hablando así y me termino enamorando yo de el!
- Mamá!!!
- A propósito, ¿qué día es hoy?
- Viernes ¿por?
- Porque estaba pensando que los viernes siempre son muy buenos para decir “Te amo”...

viernes, 13 de diciembre de 2013

Tu Rosa

- ¡La Rosa cayó! 
- Simplemente una caída.
- No fue tan solo eso,
  Ella no lo merecía.
- Por favor, que no te afecte.
  No seas tan ingenuo.
  Era tan solo una rosa, 
  Ni siquiera tenía dueño.
- Yo quería ser el suyo,
  Daría todo por serlo.
  Por ver de nuevo sus pétalos
 ¡Daría todo por verlos!
- Por favor, ya olvídala,
  Que fue tan solo una rosa.
  No debería preocuparte:
  Es realmente poca cosa.
  Debes olvidarte,
  No pensar más en ella.
  Ya verás cómo la vida
  Vuelve a parecer bella.
- Ya no puedo contenerlo.
  Dentro mío ya no hay nada...
- Basta ya, no seas idiota.
-¡Es que creo que yo la amaba!
-¡Por Dios, no digas eso!
  No te atrevas ni a decirlo
- No soy yo quien lo controla.
  Mi corazón quiere sentirlo.
- Calla, en serio, calla.
  No quiero volver a oír eso.
  Ya he visto a demasiados
  Del corazón hacerse presos.
- Es que ya no puedo;
  Ya no quiero olvidarme.
  Ella fue mi gran amor.
  Ella fue quien logró darme
  Un apoyo en esta vida;
  Una esperanza de seguir.
  Aún no puedo creerlo
 ¡Ella no debía morir!
- Basta, no te soporto.
  Me iré. No quiero oírte.
  Procura no quedarte mucho,
  O algún tonto querré seguirte.
-¡Ojalá alguien lo haga!
 ¡Ojalá alguien lo note!
 ¡Ojalá la gente vea 
  Que el amor no es un escote!
  Y que ese bello amor
  Que no fue correspondido
  No implica estar solo.
  No implica estar perdido.
  Es tan simple la condición;
  Solo una ínfima cosa:
  Que aún así la sigas amando.
 ¡Solo así será tu Rosa!

lunes, 9 de diciembre de 2013

No soy solo un pobre Poeta

Pobre del Poeta que no sepa apiadarse
De sus piernas, de su pelo y de su rostro,
Pues cuando se ataca semejante monstruo
No se encuentra farol donde apoyarse.

Pobre del Poeta que no sepa amar
A aquella mujer de letra y sangre
Porque en los tiempos donde abunde hambre
Nadie le dará un corazón para mamar.

Pobre del Poeta que no sepa odiar
Con todo su odio y con todo su esmero
A ese tirano y cruel embustero
Que por su mismo nombre se hace llamar.

Pobre del Poeta que no sepa encerrarse
Con su hombre odiado y su mujer amada
Porque no llegará con su poesía vaga
Sino a un sueño seguro donde pueda ahogarse.

Pobre del Poeta que no sepa ser
Su mejor aliado y su peor deudor
Porque solo entonces se siente el calor
De ponerse a jugar sin saber perder.

Pero más desdichado el Poeta que sepa ser fuerte,
Que no se rinda cuando haga su poesía.
Porque pagará cara su infeliz herejía
Y recibirá sin rima su merecida Muerte.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Demasiada Realidad

De repente, lo vio. Tanto había soñado con ese momento, tantas noches había delirado con la muerte de ese frío acompañante que un destino tan casual lo tomó por sorpresa. Tantas noches había planeado lo que se improvisaría son guión. Y, de casualidad, todo había jugado a su favor: Se habían encontrado a solas, sin quererlo casi; Cada uno arma en mano, y puño en puño. Sus ojos se cruzaron: Los de Él, vivos, apasionados, con la inconfundible expresión que sólo los que hemos visto el odio con el corazón podemos percibir. Los del Otro, fríos y punzantes, casi apagados por un dolor netamente crónico. Ambos se miraban con hambre. Sus ojos se desorbitaban intentando penetrar la piel de su oponente, solo por alcanzar ese trofeo carmesí que sería el único alivio para esa insaciable sed de Muerte. Tal vez nunca entendieran lo que la Muerte significaría hasta haber caminado con ella estrechados de la mano. Sin embargo, no titubearían en dejar morir al otro, en dejarlo abrazar a esa tierna enemiga.
 Comenzaron a medirse con movimientos amenazadores, cual felinos a punto de degollarse entre ellos. Tal vez, si fueran felinos, jamás habrían llegado a este punto. Pero humanos nacieron y como felinos morirían, porque en sus venas corrían ríos de sangre animal, impulsiva y confundida. Él se acercó; Otro no retrocedió un paso. Muerte y Vida miraban desde una esquina de esa habitación tan oscura. Habían apostado cada cual a su favorito, pero ambas dudaban que fueran a ganar. Mientras, ellos se acercaban, ajenos a los azares de sus espectadores. Se iba acortando la distancia entre sus ojos, pero se distanciaban sus pechos, tal vez porque sus esencias no eran iguales, tal vez porque sus finales eran demasiado parecidos.
Y entonces sucedió. El corazón de Él se llenó finalmente de una ira irrefrenable, de un desprecio pestilente que calaba hasta sus huesos. Su dolor lo abordó a traición y dejó salir su lado más salvaje, su asesino interior, su maquiavelo personal. Otro no quedó atrás y quiso responder con la misma potencia. Y entonces, uno de ellos cayó. Cayó acallado, como cae un inmenso árbol: Con un ruido estremecedor, pero en silencio. Los verdugos que los observaban no daban crédito a sus ojos. Pero fue solo con la sonrisa satisfecha de Él que Muerte se retiró abatida por un nuevo desengaño. Vida sonreía con su ganador, mientras su oscura hermana se iba murmurando “Tal vez, el dilema de sus armas fue ser la misma cosa.” Y allí quedó el ganador, acompañado por su anónima guardiana, y por una sonrisa que ni siquiera las consecuencias de sus actos podrían borrar.

- ¡¡MARTÍN!! ¡¿Vos rompiste el espejo de mi habitación?!
- Lo siento, mamá. Me devolvía demasiada realidad.

viernes, 13 de septiembre de 2013

La sombra de un espejo

Estás quieto, inmóvil.
Ese otro me observa desde su cristalino silencio.
Su acallar me incomoda, me inquieta, me absorbe.
Mis ojos hoy encuentran lo que tanto evitaron. Ese Yo escondido.
Me asombra ser ese tan diferente de mí, tan cruel, tan directo,
Tan oscuro como la noche de mis pesadillas. Como Esa noche de pesadillas.
Mi visión me recorre mirando a ese monstruo,
Mirándome a Él, mirándonos ambos a mí.
¿Quién puede recorrerme para salvar esta maraña de dolores
Y humillación que es mi reflejo?
El espejo se quebranta con cada palabra gritada por mis ojos:
"Dolor", "Amor", "Olvido".
¿Quién debería temer qué combinación de ellas, Él o yo?
¿Quién temerá hoy a esa frase pronunciada por mis sentidos?
Porque cuando mi alma se desploma y no existe alguien que escuche el dolor,
¿Pronunciará algún ruido? Tal vez si.
Tal vez el del dolor que me acunó con su grito de guerra,
Tal vez mi alma cayendo frente a tus pies.
Desearía que mi espejo devolviese un ser más humano,
Pero temo que solo logrará devolverme quién soy:
Esa sombra que repta a través de la vida,
A través de mí, a través de ese espejo.

Quizá fue mi esquela

Se me cae el alma a pedazos viendo caer esas gotas.
Caen lentas, como esta lluvia, pero sé comprender su rapidez.
Reconozco la velocidad de una bala en esa gota cayendo.
De esa bala tan fácil de disparar, tan corriente,
Y a la vez tan macabramente planeada para este instante.
Y mientras, tus gotas caen. Se desploman cristalinas,
Como un Diamante, pero rojas,
Como un Rubí.
¿He sido yo? ¿Por mi bala cae esa gota?
No lo sé. Nunca lo sabré.
El filo ultrajante de tu fin no me dejará preguntarte.
Hoy te fuiste, ayudada por un puñal, pero asesinada por mi bala.
Hoy, te perdí.
Y me quedan solo unas gotas de tu amor, por el suelo desperdigadas.
Tal vez, la bala peor ha sido la esquela de mi "Perdón".
Quizá no llegó a tiempo, quizá no la apunté hacia ti.
Quizá no la disparé.
Si me oís todavía, necesito cantarte mis notas transparentes.
Mis municiones de ruego. mi batallón de dolor.
Hoy, te lloro un "Perdón", mientras vos me sangrás un silencio.
Quizá, después yo te sangre un "Perdón".
Quizá.

miércoles, 17 de julio de 2013

Nueve de Julio

De un horizonte se asoma una bandera bicolor
Algunos hombres la ven, otros no pueden.
Pero no por amarla menos, sino por amarla demasiado
Y querer que la veamos nosotros hoy.
Y entonces, al observarla, nos sentimos más grandes,
Y más fuertes, y libertos, más independientes
Tal como hombres que mancharon la tierra con su sangre luchando por un sueño,
Un sueño que se desfiguró hasta convertirse en una cotidiana y olvidada realidad.
El privilegio de tener lo que otros no se atrevieron a soñar.
Aquellos miles que murieron en silencio por nacer en el tiempo equivocado.

Esta es nuestra libertad, forjada por metal, sangre y lágrimas de anónimos.

¿Acaso será tan solo una palabra?
Todos la persiguen, cada uno por su camino.
Hasta que un día todos los caminos se crucen
Aunados por un grito desesperado;
Un grito, si, dolido, pero fuerte y claro:
¡¡INDEPENDENCIA!!
Una vez tuvimos un solo grito, uno común
Al cual acudimos sin pensarlo dos veces
(Tal vez fruto de haberlo anhelado por siglos)
Pero hoy el grito se acalla.
No acallado por invasores, no acallado por un traidor, no.
Es apagado por nosotros.
No miremos con la espalda al horizonte,
Porque seguiremos caminando hacia atrás.
Que esa bandera esté más altiva que nunca.

Que este fuego no se apague,
Y recordémosle a los de afuera que si lo hace,

De las cenizas renaceremos los luchadores de un futuro distinto

martes, 16 de julio de 2013

Barro tal vez (Luis Alberto Spinetta)

Si no canto lo que siento
Me voy a morir por dentro.
He de gritarle a los vientos hasta reventar
Aunque solo quede tiempo en mi lugar.
Si quiero me toco el alma,
Pues mi carne ya no es nada.
He de fusionar mi resto con el despertar
Aunque se pudra mi boca por callar.
Ya lo estoy queriendo:
Ya me estoy volviendo canción;
Barro tal vez.
Y es que esta es mi corteza donde el hacha golpeará,
Donde el río secará para callar.
Ya me apuran los momentos
Ya mi sien es un lamento.
Mi cerebro escupe ya el final del historial
Del comienzo que tal vez reemprenderá.
Si quiero me toco el alma,
Pues mi carne ya no es nada.
He de fusionar mi resto con el despertar
Aunque se pudra mi boca por callar.
Ya lo estoy queriendo:
Ya me estoy volviendo canción;
Barro tal vez.
Y es que esta es mi corteza donde el hacha golpeará,
Donde el río secará para callar.

viernes, 14 de junio de 2013

Those shadows

Ese negro mar se extendía frente a mi
repleto de lagrimas mezcladas.
Y de unos buitres que volaban caían sombras.
Y de esas sombras sombríos seres se despertaban.
Y vi sus fauces.
Y vi sus placeres.
Y vi que sus ojos me veían, sin ver.
Algunos presagian epitafios, otros los recitan.
Ocho cantan desde su octubre.
Otros se mofan de Ángeles muertos.
Setenta y seis me sonríen desde un balcón.
Uno se atreve a inundarme y me comparte su oscuro beso de dolor colectivo.
Una noche profunda se apiada de mi, de mi ajena oscuridad, de mi silencioso huésped.
La noche me abraza, me acaricia.
Mi voz, o la de eso, o la nuestra tal vez,
rezó una frase robada de otros autores:
"La vida y la muerte están tan cerca,
Ya no puedo percibir la diferencia".
Y vi la sombra abandonarme, y otra me penetraba.
Y otra. Y una cuarta.
Y entre esas sombras vislumbré una cripta de un blanco manchado.

"Here lies an Argentinian man"

Y quise lagrimear un "Carajo", pero la sombra gritó "We´re OK"

miércoles, 1 de mayo de 2013

Around The Corner (Charles Hanson Towne)

Around the corner I have a friend,
In this great city that has no end,
Yet the days go by and weeks rush on,
And before I know it, a year is gone.

And I never see my old friends face,
For life is a swift and terrible race,
He knows I like him just as well,
As in the days when I rang his bell.

And he rang mine but we were younger then,
And now we are busy, tired men.
Tired of playing a foolish game,
Tired of trying to make a name.

"Tomorrow" I say! "I will call on Jim
Just to show that I'm thinking of him",
But tomorrow comes and tomorrow goes,
And distance between us grows and grows.

Around the corner, yet miles away,
"Here's a telegram sir," "Jim died today."
And that's what we get and deserve in the end.
Around the corner, a vanished friend.

martes, 16 de abril de 2013

Hoy por hoy

Hoy, es el cumpleaños de mi mejor amiga.
Hoy, en cuanto me desperté, me acordé de una chica que escribe exactamente como a mi me gusta.
Hoy, no tengo dudas de que ella es un parte clave en mi vida.
Hoy, tengo gimnasia y estoy llegando bastante tarde por escribirle esto.
Hoy, ahora, estoy mirando un sombrero de vaquita con mucho recorrido.
Hoy, leí un capítulo nuevo de la saga de libros que ella me recomendó, y por la cual se enojó al enterarse de que yo no los había leído nunca.
Hoy, pienso en ella y hay una estrella que sonríe, y otra que está ahí, con el nombre mal puesto todavía.
Hoy, ella me retó por algo que no es mi culpa, y yo la reté porque no leyó mi mensaje.
Hoy, pasaron muchas cosas (muchas más de las que acabo de decir, pero, como dije, me tengo que ir a gimnasia), que, sin ella, nunca hubiesen pasado.
Hoy, le hablo a esa Picasso atrás del Guernica.
Hoy, le mando un feliz cumpleaños a mi pequeña bolchevique.

sábado, 13 de abril de 2013

Debe estar bueno eso de soñar (Cap. IV)


       Un 17 de septiembre, los médicos proponían la idea de desconectarlo de los aparatos que mantenían a Martín con vida. Luis ya había dejado hace mucho tiempo la esperanza de  que el ya crecido muchacho abriera los ojos. Pero lo hizo.
       - Tuve un sueño.
       Mara, concentrada en la literatura de Sábato, saltó de la silla y cayó de espaldas al suelo. Cuando pudo recomponerse del susto, aventuró:
       - ¿Qué? ¡Martín!
       - Tuve mi primer sueño.
       Mara tardó unos segundos en entender lo que Martín decía.
       - ¡Calláte Martín!, Ese juego ya pasó, lo impor…
       - Ni pasó ni fue un juego –Martín parecía apurado por explicarse-, tuve mi primer sueño. Fue horrible.
       - Tranquilizate Martín, juego o no, no es la prioridad ahora, ¿Si?
       - Mis cuentos, ¿Dónde están mis cuentos?
       - En casa Martín, quedat…
       - No los publicaste, ¿Por qué no los publicaste?
       - Lo intenté, pero la editorial…
       - Mi sueño. Mi sueño fue horrible Mara. Soñé que no podía soñar.
       - ¿No era eso lo que te pasaba? –Mara aún no lograba comprender tanta efusividad.
       - No Mara, no. Yo no podía soñar con los ojos cerrados, cuando dormía. Pero cuando los tenía abiertos soñaba todo el tiempo. Mara, ¿Dónde están mis libros?
       - En… en casa Martín…
       - ¿¡Porqué no los publicaste!?
       - ¡Los rechazaron Martín! ¡¡Los rechazaron a todos!! -el grito no parecía un grito de furia; Más bien, sonó a un pedido de auxilio.
       Allí finalizó la conversación. Martín miró por un segundo a Mara. La desesperación desbordaba en sus ojos. Una sola lágrima rodó por su mejilla. El silencio en la sala sonaba fuerte. No era un silencio común, ese silencio ardía en el pecho del joven. Ese silencio dolía. Sus se pusieron en blanco, al tiempo que su dueño comenzaba a convulsionar sin control.
       - ¡Martín! ¡¡MARTÍN!!
        Los médicos lo llamaron Ataque Cerebro Vascular. Mara dice que los Atacados fueron sus Sueños.

Me gusta soñarte

El otro día escuché a alguien decir:
 "De qué me sirve soñarte si no puedo despertarme 
  y ver que no solo te soñé"
Disculpen si lastimo a ese alguien, pero me pareció una idiotez.
El amor no es tener a esa persona a un lado, no es verla todos los días, no es acosarla con tu amor. El amor es ese sujeto tácito en el poema: Alguien que existe, pero que no tiene que estar presente para ser el centro de una vida. Atar a ese amor a tu idea de amor es, probablemente, el peor error que se pueda cometer. Si te despertaste sin ella al lado, volvé a dormir e intentá soñarla; no la llames para decirle que soñaste con ella, porque por ahí ella también está soñando con vos... y la despertaste.

sábado, 6 de abril de 2013

Rostros de Vos (Mario Benedetti)

Tengo una soledad tan concurrida,
tan llenas de nostalgias y de rostros de vos,
de adioses hace tiempo, y besos bienvenidos,
de primera de cambio y de último vagón.
Tengo una soledad tan concurrida
que puedo organizarla como una procesión
por colores, tamaños y promesas;
Por época, por tacto y por sabores.
Sin un temblor de más me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten con tu rostro de vos.
Estoy lleno de sombras , de noches y deseos de risas;
De alguna maldición.
Mis huéspedes concurren,
concurren como sueños.
Con sus rencores nuevos, su falta de candor.
Yo les pongo una escoba tras la puerta,
porque quiero estar solo con mi rostro de vos.
Pero el rostro de vos mira para otra parte
con sus ojos de amor, que ya no aman,
como víveres que buscan a su hambre
miran y miran, y apagan mi jornada.
Las paredes se van, queda la noche.
Las nostalgias se van, no queda nada.
Ya mi rostro de vos cierra sus ojos.

Y es una soledad tan desolada

Debe estar bueno eso de soñar (Cap. III)


       Luis se hizo cargo de todos los gastos, pero los médicos decían que solo podían esperar. Mara iba todos los martes, miércoles y sábados a visitarlo. Le leía la novela inconclusa una y otra vez, como si la abrupta interrupción del relato lo obligase a despertarse para finalizarlo.
       - ¿Cuál es tu opinión de Martín, pa?
       - ¿Cómo? –Luis no esperaba esa pregunta.
       - Lo que escuchaste, ¿Qué pensás vos de Martín?
       Luis pensó cuidadosamente su respuesta.
       - Unos años atrás, te hubiese respondido que probablemente era un mujeriego que engañaba pibas con sus historias, y que se estaba haciendo el pobrecito en casa para tener dónde dormir sin que le cobren un mango. No me mires así, mi hija se estaba enamorando de un escritor que no hacía más que recordarme a Lucas. Hoy solamente quiero que se despierte.
       Mara no respondió. Simplemente volvió a mirar a Martín.

domingo, 3 de marzo de 2013

Guernica



Altivo se muestra el glorioso Guernica:
Magnífica obra del maestro Picasso.
Un guía de un Tour pavoneándose explica
a los ingenuos que hoy le siguen el paso.
Describe Cubismos; Flores y caballos;
Luces incipientes, ojos en lágrimas.
Y así engaña a estos pobres lacayos

que ahora creen poseer algunas armas.
El guía llega a su casa complacido
con el escueto trabajo que tan solo mancha
la vida de aquél Picasso vencido
ahogado en acrílicos, pidiendo revancha.
España está implícita en este ahogo
luchando con furia y también con dolor.
Pero España acaba perdiéndolo todo
pues luchó a la vez con Espada y con Flor.
Doloroso destino para el Picasso aquél
que allí, en un lienzo, quiso aparecerse
escondido en el negro mechón de un pincel
esperando que alguien logre compadecerse.
¿Qué Picasso se esconde tras ese Guernica?
¿Por qué una madre ve morir su hijo al nacer?
¿Por qué el espectador a observar se dedica?
¿Acaso no ve el Picasso a su merced?

Debe estar bueno eso de soñar (Cap.II)


  Martín había caído de sorpresa en la casa de Luis Alondre sin dinero, con un pantalón corto como vestuario completo y una muñeca torcida. En cinco días ya se había merecido el cariño de Mara, que se deleitaba, tal vez demasiado, con sus historias. Y esa atención particular, que el muchacho aún no había descubierto, enfurecía a Luis. Pero mientras Martín no se percatara de ello, el anciano no tenía problema en que se quede, siempre y cuando lo ayude en el campo.
       Esa noche, Martín no durmió. En la mesa del desayuno, a pesar de su aspecto lamentable, Mara lo siguió encontrando atractivo. Luis entró a la cocina, y no tardó demasiado en enterarse lo que había pasado anoche. Realmente, dado que Martín no atinaba a meterse la tostada con manteca en la boca, no tenía que ser un detective muy brillante.
       - Por lo menos decime que esta la vas a llevar a la editorial.
       Martín ni siquiera tenía fuerzas para hacerse el desentendido.
       - No creo que me acepten una novela sin terminar, Don Luis. ¿A qué hora empezamos?
       - Yo, en veinte minutos; Vos, mañana a las siete y media. Ahora, andáte a dormir.
       - No, Don Luis, necesito trabajar, sino voy a seguir escribiendo y eso me cansa más que andar haciendo mandados.
       - No Martín, no vas a laburar así.
       - Por favor Don Luis, enserio estoy despierto.
       Luis lo miró dubitativo. No parecía estar capacitado para trabajar, pero sabía que tampoco iba a irse dormir.
       - Está bien, pero hasta las doce, y después te dormís, ¿Está claro?
       - Si Don Luis, está claro.
       Pero parece que no estaba lo suficientemente claro, porque Martín mezcló las dos partes del trato mientras manejaba hacia el pueblo. La camioneta giró cinco veces antes de caer en una zanja y quedar mirando al cielo. Siete años en coma.

Importancia (Dadaísta)


Cambios de primavera, proyectos, regalos sin exclusivas.
Regalar salud, no invitar a los mejores.
Mi misión es la belleza de las razones hermanas.
La conciencia del hombre busca la victoria perfecta:
Sorprender al paraíso con flores de rechazo de familia.
Buscar la emoción de vivir es destino sin claridad.

Mi cajita de Cristal



Yo sigo corriendo.                                                   En una cristalina caja
Mi esfuerzo sigo dando,                                          que poco a poco se enfría.
así la personas que más quiero                              Creo que… ¡Corazón!
me continúen usando..                                            Creo que así le decían     

Pero no se confundan,                                            En la época que a alguien
ya ni me molesta.                                                    eso aún le importaba,
El error es solo mío                                                 y que solo por esa caja
que espero alguna respuesta                                 de alguien más se enamoraba.

Al “¿Por qué nadie lo hace?”                                 Y así pasaban sus vidas
“¿Por qué nadie se esmera                                    entre dolores y alegrías
en mirarme a los ojos                                             (Juntítas las dos cajas,
aunque solo una vez fuera?”                                  para que ya no están frías).

Vería que aún tengo sentimientos.                         Y por estar tan pegadas,
Sentimientos que son ciertos.                                estas dos se entremezclaban.
Sentimientos que aún viven                                   Y así, los sentimientos del otro
aunque todos los crean muertos.                           realmente importaban.

Cosas que a veces me duelen;                              Pero eso fue mucho antes,
Cosas que lloro en silencio;                                   aún antes de que yo naciera.
O también algunos éxitos                                       Igual, confieso que a veces
de los que si me alegro.                                         lo que realmente quisiera

“De ustedes, cosas absurdas,                               Es no estar condenado 
nadie se querrá ocupar”                                         a este imperio de papel y tinta,
Les digo a mis sentimientos.                                  y a estos sentimientos callados
Y entonces los vuelvo a guardar                           que mí alrededor a callar se limita.      

Debe estar bueno eso de soñar (Cap.I)


       - Debe estar bueno eso de soñar. Cuando me cuentan un sueño, me imagino teniendo, aunque sea, una pesadilla. Pero no, nada. Nunca un sueño. Están frente al único hombre del mundo que no puede soñar. Los médicos no saben por qué, los psicólogos dicen que me estoy auto-inhibiendo, ni siquiera mis colegas escritores (soñadores por vocación) aciertan a dar con la respuesta. Parece que estoy condenado a una vida sin sueños.
       - ¡Calláte Martín! A nadie le importan tus cuentos…
       - No, pa, dejálo hablar -interrumpió Mara-, me interesa su historia.
       - Igual -continuó el joven-, No hay mucha más historia. Es simplemente eso: Me acuesto y no sueño.
       - Pero tiene que haber un motivo de que no sueñes, no podés haber nacido así. 
El comentario de Mara no le agradó mucho a Don Luis, su padre. Una cosa era recibir en la casa al joven que había compartido siete años de amistad con su ahora difunto hijo, Lucas. Pero que su hija se interese en un escritor, era algo que no iba a soportar.
       - Bueno, -dijo levantándose del sillón- ya va siendo hora de irnos a dormir…
       -¡No, pa! –protestó la veinteañera- ¡Quiero saber qué le pasa a Martín!
       - Lo que le pasa a Martín es que tiene poca imaginación, por eso ni sueña ni vende. A dormir.
       - Está bien, pero mañana seguimos investigando –se resignó la muchacha-. Chau, pa. Chau, Martín.
       - Chau, Mara. Hasta mañana. –respondieron al unísono.
       Mara soltó una risa sobradora y se fue a su habitación. Frente al fuego del hogar, los dos hombres continuaron su conversación.
       - Dejáte con esas historias, que Marita se las cree.
       - ¿Acaso usted no me cree, Don Luis?
       - En lo más mínimo. No me vas a decir que hablabas en serio, ¿no?
       - ¿Por qué jugaría con algo así?  
       - Porque sos escritor, jugás con lo que tenés a mano. Y sigo sin creerte.
       - Lo entiendo Don Luis, yo tampoco me creería. Un escritor sin sueños, ¡Impensable!
       - No, impensable no: imposible.
       - No, Don Luis, imposible no es porque me pasa, por más imposible que suene. Nunca en mi vida he tenido un sueño.
       - Mara puede ser bastante crédula Martín, pero a mí no me engrupís. Andáte a dormir, dale, que mañana te necesito despierto.
       Dicho esto, cada cual fue a su habitación.

viernes, 1 de marzo de 2013

El mejor viaje


En mi viaje no espero retrasos.
No quiero excedentes en mi equipaje.
Ya deseo llegar a sus brazos,
Aunque tenga que pasar algunos peajes.
Porque por esos pequeños pagos,
Por tomar esas decisiones,
Es que tengo mares y lagos
Y ríos llenos de su bendiciones.
Tengo enfocado bien mi camino
Y no pienso apartarme de él.
La mejor senda a mi destino
Es mantenerme firme y fiel.
Él mismo diseño mi transporte
Para que siempre esté sano;
Que ande incesante y soporte
Hasta llegar a sus manos.
Y no estoy obligado a hacer esto:
Cualquier destino pude haber elegido.
Pero hoy humilde me presto,
Pues esta es Mi elección, Mi recorrido.
Y sé bien que no va a ser en vano.
Y respondan ustedes esta incógnita que traje,
Una que define al ser humano:
¿Vale o no la pena este viaje?

Derechos bien Derechos


(Entran a escena dos hombres discutiendo)
HOMBRE 1: ¿Pero cómo vas a decir eso?
HOMBRE 2: ¡Si es verdad! ¡A esos negros hay que matarlos a todos, si no sirven para nada!
HOMBRE 1: ¿Ah, sí? ¿Y sus derechos?
HOMBRE 2: ¿Qué derechos? ¡Son negros te estoy diciendo!
HOMBRE 1: (Indignado) ¿Perdón?
HOMBRE 2: ¿Nos sacan nuestros derechos, y encima pretenden que les reconozcamos los de ellos?
HOMBRE 1: (Sorprendido) ¿Quién te dijo que nos sacan nuestros derechos?
HOMBRE 2: ¡Si nos matan para robarnos!
HOMBRE 1: Entonces vos querés matarlos…
HOMBRE 2: Si.
HOMBRE 1: Y quitarles su derecho a la vida…
HOMBRE 2: Si.
HOMBRE 1: Como supuestamente ellos hacen con vos…
HOMBRE 2: No, para, esto es diferente. Yo lo hago por justicia.
HOMBRE 1: ¿Por justicia? (Exasperado) ¿¡Vos querés matar gente por justicia!? ¿Qué clase de justicia es esa?
HOMBRE 2: Divina, ¿O no es lo mismo que hizo Dios con Jesús?
HOMBRE 1: Mirá flaco, cuando tengas el poder de Dios hablamos, ¿Dale? Mientras, sos un simple ser humano, ¿Quién te pensás que sos para decidir sobre la vida de otros?
HOMBRE 2: ¿Y por qué me tengo que bancar que un chorro me mate por dos mangos? ¿No es justo que él también muera?
HOMBRE 1: ¡Ah! ¡También estás a favor de la pena de muerte! No lo puedo creer, al final es como decía Quino.
HOMBRE 2: ¿Qué?
HOMBRE 1: En una tira, dibujó a un hombre que decía: “¿Esto un asesino? Esto no es un asesino, es un instrumento que usamos para dar muerte al ser humano que corrompió el divino derecho de la vida que Dios nos dio a todos.” mientras señala una horca. Quino lo dice con sarcasmo, vos, con cinismo. Los derechos son constantes y generales, ¡Por algo son derechos!
HOMBRE 2: ¡Ya te salió el gorila de adentro!
HOMBRE 1: ¡No, tarado, no derechos porque son de derecha, derechos porque tienen que seguir rectos!
HOMBRE 2: ¿Sabés qué? No me interesa hablar con un intolerante como vos. (Comienza a irse por bambalina derecha)
HOMBRE 1: (Grita mientras H2 se va. Creccendo) ¿Yo intolerante? ¡Te estás torciendo! ¡Te torcés como se tuerce todo el mundo! ¡Pero tenemos que estar derechos! ¡Si nos torcemos los derechos se van a empezar a torcer con nosotros! ¡Nos vamos a quebrar! ¡Tenemos que enderezarnos! ¡¡Mantengamos los derechos derechos!!

APAGÓN

jueves, 28 de febrero de 2013

Simplemente tú


No me agrada demasiado
cómo dices las verdades
pero odio tus mentiras
en todas sus variedades.
No soporto tus dos risas
(la quisquillosa y la estridente);
Pero amo tu sonrisa,
cual pequeños diamantes tus dientes.
Siento un profundo rechazo
hacia tu forma de hablar.
A tu voz que extrañamente
los tonos deja escapar.
Pero si algo he de admirar
en una de mis poesías
es tu manera de hablar,
que desborda alegría.
Y no me creo superior,
jamás me creí perfecto.
Siempre tengo algún error,
nunca falta algún defecto.
Y no es que quiera cambiarte.
Que lo quiera algún día no esperes.
Yo solo pretendo amarte,
amarte por lo que eres.

El próximo turno


Los cinco viejos estaban sentados en la sala de espera, aguardando su turno. Por la puerta entró un joven, no mayor de 25 años, bastante alto, con el pelo tan negro como su ropa, manchada de la cintura en adelante. Los ancianos no voltearon a verlo. El muchacho se sentó silenciosamente en una silla apartada. Hubo silencio.
       - Fue un tiro.
       Los cinco giraron  sus cabezas, atónitos. Había pasado demasiado tiempo desde que escucharon una voz diferente a la secretaria, que de vez en cuando soltaba el nombre del próximo paciente. La voz del joven era grave para su corta edad, y hablaba con una seguridad que podría parecer excesiva.
       - ¿Cómo? –preguntó uno de los ancianos.
       - Que creo que fue un tiro.
       - Si hubiese sido un tiro usted no estaría aquí.
       El chico quedó pensativo un momento, y luego se explicó:
       - Es que no fue un simple tiro, fue ese tiro. En realidad, toda mi vida se basó en disparos. Mi padre, policía. Mi madre, ex esposa de un mafioso. A los 17 años, tuve una gran discusión con él. Con mi padre, quiero decir. Me fui de casa. Estaba solo, el dinero se me estaba acabando… y  tuve que ir con Mauricio. En cuanto le dije que era hijo de Luisa, me aceptó sin rodeos. Así empezó todo. Anduve seis años de mi vida girando por Buenos Aires, entre la muerte de otros y la mía. Tuve que aprender a vivir en un mundo turbulento, lleno de peligros y decepciones. Cada noche, al volver a casa, a veces incluso en la madrugada, me miraba al espejo, y ya no veía a Luis Medicci, el joven de 24 años con sueños de convertirse en escritor. Veía a un hombre desconocido, un hombre destrozado por sus decisiones, un hombre abatido por la simple idea de haber deshecho familias, destruido negocios, haber canjeado la muerte de otros por darle un día de retraso a la suya.
       - Disculpe, ¿Usted mencionó que quería ser escritor? –volvió a interrumpir el mismo anciano.
       La interrupción sacó al joven de su trance. Los antes frívolos residentes de la aún más fría sala de espera ya no se encontraban lejos del muchacho. Todos se habían acercado a escuchar la perfecta narrativa de Luis.
       - Si, quería –dijo el joven con resignación.
       - ¿Y por qué no lo fue? Su manera de narrar supera las expectativas que da a entender su edad.
       - Mi padre siempre dijo que no servía para nada, pero menos aún para escribir algo. Luego, cuando entré en mi turbia vida no podía hacer algo tan mediático como un libro. Tuve que desaparecer.
       - Y ESE disparo ¿Cuál fue?
       - Ese tiro, fue fatal. Una noche el teléfono sonó en mi casa. Era Mauricio, quería que me encargue de un molesto que se negaba a colaborar. Me advirtió que tuviera cuidado, que siempre andaba armado y que no dudaba en matar a un punga. Fui al lugar señalado y lo esperé en mi auto para no empaparme con la lluvia. Lo vi salir por la puerta trasera con una niña. Lo seguí una cuadra, no quería que nadie escuche algo y sospeche. El cuerpo cayó con la bala en la nuca salpicando sangra y agua, pero no hizo ruido. La niña no gritó, simplemente se arrodilló al lado de su padre, como si esperara que se levantase. Un rayo iluminó el oscuro velo de la noche. Pude ver perfectamente el uniforme de policía en el hombre. Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Nunca había matado a un policía, y quería ver mi trofeo. Giré el cuerpo con el pié hasta que quedó totalmente boca arriba. Mi sonrisa desapareció. Mi padre, yaciente en un charco de sangre, aún se reía del chiste que había contado mi hermanita. Su eterna sonrisa, más eterna que nunca. La niña debe haber entendido por mi rosto que nuestro padre no se levantaría de nuevo, porque comenzó a llorar al mirarme a los ojos. Como si una alarma se hubiese disparado, comencé a correr al ver a la pequeña llorando. Durante meses no pude pensar en otra cosa que el rostro de esa nena, las lágrimas que se confundían con las gotas de lluvia corriendo por sus mejillas, sus ojos azules desbordando desesperación, su inocencia robada por su propio hermano. Fueron meses en los cuales no paré de llorar. Por primera vez había visto lo que mi oficio significaba, la tristeza, la destrucción y la miseria que a tantos produje. Y lo que es peor, no solo lo vi, lo viví. Y simplemente no pude resistirlo.
       - Y así llegaste aquí –anunció el anciano con aire de entendimiento.
       - Así es, y no me arrepiento de haber venido.
       - Luis Medicci, es su turno.
       La voz de la secretaria no correspondía a la idea que el muchacho había imaginado. Sin embargo, la encontró más concordante con el trabajo que tenía a su cargo.
       - Bien, es mi turno
       El joven se levantó y se acercó al mostrador.
       - Disculpe, ¿Le puedo hacer una pregunta?
       La secretaria simplemente levantó los ojos y respondió fastidiada:
       - Por supuesto.
       - ¿Me podría decir cómo fue que morí?
       - Hmm… -buscó con desgano en una libreta-, aquí está: Lo encontraron en su cuarto con una sobredosis de cocaína.
       - ¿No se había suicidado con un arma? –preguntó alguien a sus espaldas.
       - No. El disparo en la nuca de mi padre fue lo que me incitó a hacerlo, pero no fue el causante de mi paso por aquí.
       El joven atravesó la puerta irradiante de luz mientras los ancianos lo miraban sorprendidos por la vida que acababan de escuchar. Luego, volvieron a la posición en la que se encontraban al entrar el difunto Luis Medicci. Uno de ellos sacó de su bolsillo una placa de policía y se quedó observándola. Su ojo izquierdo dejó caer una lágrima, pero su boca sonreía, sonreía con una sonrisa eterna.
       - Juan Ignacio Medicci, es su turno.